“Si no sabes nadar y te caes al agua e intentas mantenerte a flote desesperadamente y lleno de angustia, con todo el miedo natural que tienes de no saber nadar, cuanto más te menees y más te sacudas, más te hundirás y más deprisa. La teoría del esfuerzo invertido consiste sencillamente en relajarte, en pensar que si estás tranquilo y llenas los pulmones de aire, esto te hará flotar y no te ahogarás.” ALAN WATTS, en “La sabiduría de la inseguridad” Me parece, que nos guste o no nos guste, la vida presenta continuamente situaciones en las que el dolor y la dificultad están presentes. Muchas de esas veces uno podrá luchar por reforzarse, por aprender, integrar y comprender lo que está ocurriendo para poder buscar salidas que se adapten a la realidad que vivo. Otras veces, a pesar de uno, no se pueden parar las tormentas, los ríos continúan dejando correr sus aguas, y uno no podrá hacer nada contra semejante expresión de la naturaleza. Ni qué decir tiene las tormentas emocionales junto con las situaciones reales que nos toca vivir en muchos momentos de nuestra vida. Esto no tiene nada que ver con resignarse, si no con ser consciente y con la aceptación. Cuando uno "lucha" y lucha contra corriente no puede hacerse consciente de que igual no puede con ello, y si no acepta eso no podrá buscar caminos nuevos. A veces nos olvidamos de que no se puede con todo, de que la vida tiene momentos duros y la vida pasa por vivirlos. No tenemos un ovillo mágico para tirar del hilo y que el tiempo pase rápido, a pesar de que a muchos les encantaría tenerlo. Nos están vendiendo en la sociedad que las emociones no hay que sentirlas y en cuanto aparezca una que mínimamente nos incomode hay que buscar quitarla como sea. Y así no nos permitimos el proceso de escuchar qué tienen para decirme. Sólo escucha, respira, espera y siente lo que hay en ti, ése es el camino.... atravesarlo...
Ana Cuerdo